La joven de 23 años proviene de una familia de Ucranianos que llegaron a los Estados Unidos en busca de una vida mejor, y aunque sus padres trabajaban muy duro, la escacés de dinero siempre estaba presente.
Mila comenta: “Mi padre siempre dice que tengo unas buenas raíces. Crecí en Los Angeles, no crecí rica o en clase media, éramos muy pobres, y aprendí de la vida muy rápidamente, así que el éxito que ahora puedo disfrutar no me hace perder el piso, pues se que todo es pasajero y que las cosas se ganan sólo con trabajo”.
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